La Fundación César Manrique se construyó en un lugar llamado el Taro de Tahiche, enmedio de un río de lava, aprovechando los huecos de las burbujas del río de lava para construir las estancias de su casa taller. El sitio es realmente curioso, el espacio que crea Manrique dentro de las burbujas, de los jameos rotos, es realmente peculiar, y no paro de imaginarme las fiestas que debía dar allí, cómo intentaba convencer a sus invitados acaudalados de la necesidad de un turismo diferente entre cóctel y remojón en la piscina.
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