Hay algo en los materiales humildes que los hace interesantes para el dibujante. La textura de los ladrillos rojos, puestos uno a uno de forma irregular, tienen algo que ver con la forma de crecer y de organizarse las ramas y las hojas del árbol elefante, el peral y el naranjo, el pardo anaranjado se parece un poco al de la tierra del huerto sin cavar, y tras la lluvia parecen desprender un olor semejante. Las chimeneas de los hogares humildes nos indican que estamos todavía en la frontera entre lo civilizado y lo conquistado.
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