Pero RASEN, RAZÓN Y SENSIBILIDAD, es una exposición para disfrutar. Para disfrutar del arte en su esencia. No hay efectismos aquí. No se busca crear polémica. No se trata de obras que puedan inquietarnos con sus exabruptos y exhibicionismo. No. Las obras de RASEN nos inquietan por otros motivos. Porque tal vez lo más extraño que podemos experimentar en nuestra sociedad actual sea la calma y el equilibrio de contraste entre dos colores, dos formas, las texturas. Nada más. Y nada menos.
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