domingo, 26 de enero de 2014
Lanzarote, paisaje de Timanfaya
La trampa de lo perfecto siempre está acechándonos;¿acaso es posible que nos emocionen cuatro manchas sobre un papel? ¿ cómo es que preferimos el viaje recordado y creado por el video al viaje vivido? El ser humano nunca es objetivo respecto de sí mismo, siempre tiene un relato, un estereotipo en mente, y cuando cuenta su historia lo hace desde el punto de vista favorable a su ¿ instinto de conservación?, tal vez nunca se sepa. La objetividad no es más que un espejismo del pensamiento, la trampa de lo perfecto. El hiperrealismo que tanto sorprende a los que valoran el trabajo, el tiempo, esos valores de la lógica capitalista,no es más que un engaño vanidoso de los que pretenden ser reconocidos como artesanos, magos ; da igual si utilizamos un bolígrafo o lápices de colores,una tableta digital o una lata de coca cola. A no ser que tratemos el arte como un circo,o un deporte, entonces sí que a lo mejor el más grande artista es aquel que esculpió el Taj Mahal en un grano de arroz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario