Monet y Renoir, sobretodo este último con sus bañistas, siempre intentaron hacer una pintura feliz , donde se disfruta del tiempo libre y la naturaleza, como también hizo Sorolla, más centrado en el mar que los dos autores franceses.
Ciertamente, y a pesar de la dificultad existente en esta temática ( es tan fácil que no quede natural ) es una pintura que se disfruta al hacerla, y también al contemplarla.
Tal vez estas pinturas sean las más críticas y las más crueles con la vida que llevamos, esa vida que está tan alejada de lo esencial, esas pinturas nos reconcilian con lo que debería ser una existencia dichosa y nos recuerdan la futilidad de nuestras luchas y carreras en pos de no sabemos muy bien qué.
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