sábado, 9 de marzo de 2013
Goya y el Parasol
El mundo de Goya parece menos impresionante, menos novelesco,su mirada es más directa, menos dada a entusiasmarse con la promesa de una vida llena de aventuras, riesgos y peligros, una vida de folletín como la que soñaba Delacroix, tal vez porque ya la tenía. En todo caso, Goya es tan cercano a veces que asusta, porque en el trasfondo de las caras sonrientes que retrata en los inicios de su carrera, en esos peleles voladores, en el baile de la gallina ciega con el fondo de la sierra y esas mujeres con caras de muñecas de porcelana, felices y misteriosas, se esconde algo que no es precisamente lo que nos prometen esas escenas, bajo la felicidad hay algo turbio, parece pintarnos.
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