viernes, 3 de enero de 2020
Atenas, calles sin turistas
Así, caminando por esas calles, uno se va dando cuenta de cual es el auténtico ritmo de la ciudad que vive su propia existencia fuera del glamour de la apariencia o del espejismo de la perfección. Y aquí es donde Oriente y Occidente son uno sólo.Tiendas de ropa, puestecillos de comida y de chucherías y de dulces de sabor oriental, los pistachos, las almendras, las nueces y las castañas, talleres de coches abiertos, mercados que estaban limpiando los restos del trabajo tras la venta, una ciudad viva más allá del ajetreo de las calles comerciales. La trastienda del turismo.
Atenas, calles no turistaníes
Aún a pesar de todo ello, se agradece también el recorrer esas calles que forman parte de la ciudad que no te vas a encontrar nunca en ninguna guía, que forman parte de lo que no existe para los estándares del turismo o de la belleza encapsulada en la vida perfecta de las redes. Porque este mundo también existe. Y esta vivo. Sabemos que no van a salir nunca en ninguna foto. No tienen nada especial para ser reproducidas en una guía o en un blog de viajes. Se parecen a las calles donde nosotros vivimos. Es más , podrían ser nuestras calles. Podría ser incluso nuestra vida. Da que pensar, que relación estamos estableciendo con lo cotidiano, cual es la importancia que le damos.
Atenas, calles y avenidas del centro
Es esta la sensación que te asalta, la dejadez, esos bajos abandonados, esos locales a medio abandonar o a media comenzar, las aceras que no se arreglan jamás, la gente que vende por las calles al amparo de porches medio derruidos. Todo ello es lo que me ha hecho rebautizarla como la ciudad cochambre.Pero esta es la ciudad viva, la ciudad que se extiende desde el mar por toda la llanura del Ática hasta que esta muere en las montañas, la de las calles interminables.
Calles de Atenas, la ciudad cochambre
Atenas no es Roma ni Madrid ni Barcelona.Se percibe una sensación de abandono que se acrecienta al contemplar tantos bajos abandonados, como si la ciudad fuese víctima de una proceso de degeneración silencioso. Los signos del abandono, de la desidia, son perceptibles en las calles que se alejan de las zonas turísticas. La ciudad es enorme, no tiene fin, y se puede decir que cubre prácticamente toda la llanura del Ática. Que no habrá en esas larguísimas calles, de decenas de kilómetros, que nacen en el mar y mueren en las montañas.
Atenas , una pequeña iglesia ortodoxa en el barrio de Plaka
Son muy curiosas estas construcciones, tanto como la gente que vemos por las calles ; vendedores de collares y baratijas, un hombre que vendía un curioso licor con su tonel por la calle, la gente cargada con bolsas de regalos de navidad. En las panaderías la gente se afanaba a comprar dulces y pan. Un sábado por la tarde típico.
Paseando por las calles del barrio de Kalithea, también encontramos unos pequeños altares en forma de casitas. La gente en Grecia es religiosa, y en el autobús algunas personas se persignaban al pasar delante de alguna de las numerosas iglesias que jalonaban el trayecto desde la Puerta de Adriano al barrio de Kalithea.
Atenas, barrio de Plaka, iglesia ortodoxa
El Barrio de Plaka es el barrio más turístico de la ciudad de Atenas. Y esto quiere decir, naturalmente, tiendas de souvenirs , restaurantes y cafeterías y mucha gente paseando y curioseando. A veces te topas con estas pequeñas iglesias ortodoxas griegas, de un estilo que tiene grandes similitudes con el románico, y que se podían visitar sin problema, habiendo por toda la ciudad un gran número de ellas.
Atenas, puerta de Adriano desde el templo de Zeus
Los siglos de dominación turca han dejado un poso oriental en Atenas ; caía la tarde y en un puestecillo ambulante vendían pistachos, almendras y nueces garrapiñadas, muy al estilo de las pastas típicas de los paises islámicos, tan dados a lo dulce. O tal vez que no somos tan occidentales como nos creemos. O que lo occidental no se halla tan alejado de lo oriental. No existen culturas puras. Tal vez eso es lo que no queremos admitir desde nuestra supuesta superioridad. Tampoco los griegos. No queda apenas rastro del periodo de dominación turca, y se sienten orgullosos de su pasado clásico.
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