Leonardo da Vinci, la acción

Todo en Leonardo nos lleva a la acción, desde esos caballos salvajes que relinchan a los guerreros que luchan hasta el límite de sus fuerzas, incluso los profetas que meditan estan sometidos a la acción de sus pensamientos y sus dudas. El mundo de Leonardo es el de Heráclito, nunca el agua será la misma que la de este momento, todo en el mundo es fugaz.

Leonardo da Vinci, viejos y jóvenes, fealdad y belleza

El dualismo leonardesco se observa sobretodo en esos dibujos que, aquí y allá, van apareciendo por los rincones de sus mutilados cuadernos de notas, sin asomo de contradicción, todo tiene derecho a ser representado, a vivir dentro de la esfera del arte.

Monstruos y bellezas

Al contrario que Miguel Ángel, incapaz de hacer una mujer sin que sea solamente un hombre con rostro femenino, en Leonardo no hay problema, es capaz de aislar la esencia de cada uno de sus modelos e intentar representar el alma y la vida de ellos, sin proyectarse en exceso, que es lo que pasaba al Buonarroti, incapaz de escapar del drama de su propia existencia.

Leonardo, la belleza y la fealdad

Como Picasso en el s.XX, Leonardo intentará abarcarlo todo, no se detiene ni ante la belleza ni ante la fealdad, ni ante lo imposible, como ese dragón mutante o como esos rostros caricaturescos que capturara por las calles. Su estilo de dibujo, sensible, preciso, libre, no será igualado en todo el Renacimiento

Leonardo, la oveja negra

Pero todo Paraíso tiene su oveja negra, y a veces la mejor manera de esconderla es poniéndola delante. Es lo que creo que ocurre con Leonardo, esa anomalía del Renacimiento que es, al mismo tiempo, uno de los maestros del periodo. Belleza y fealdad conviven en Leonardo de una forma tan natural, algo que ni Rafael ni Miguel Ángel consiguieron plasmar, demasiado esteta el primero y demasiado religioso el segundo. La oveja negra se acerca más a nuestra sensibilidad contemporánea

Miguel Ángel y Rafael

Como iba diciendo, de Miguel Ángel puedo pasarme a Rafael, seguimos en el Renacimiento ¿ no? como Durero, representan la cúspide del Renacimiento, de la idea de perfección, del clasicismo.

De vueltas con el constructivismo

Uno de los problemas de las historias no es que no cuenten toda la verdad, sino que lo poco que cuentan es mentira. Si, por ejemplo, ojeamos el catálogo Zervos de los dibujos de Picasso, podremos comprobar como coexisten cubismo y figuración en muchas de sus etapas. Cojamos cualquier manual de historia del arte,veremos como ordenadamente se suceden la etapa azul, la rosa, el protocubismo, el cubismo analítico, el cubismo sintético, etc.
Aquí, al lado de copias a pluma de Miguel Ángel y Durero, he perpetrado artilugios constructivistas, sin saber exactamente para qué, sólo porque quedaba espacio en blanco