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jueves, 17 de junio de 2021

Visto en la televisión


 Este es otro ejercicio excelente para un dibujante, copiar rápidamente los rostros que salen en televisión y después aplicarles color. También lo podemos hacer con las películas, pero creo que la televisión es más variada. Tenemos la ventaja de que no tenemos que escuchar lo que dicen los personajes para así concentrarnos en sus expresiones gestuales y corporales. Es sorprendente como se afinan nuestros sentidos cuando percibimos de uno de ellos.

A partir de la imaginación


 Todo a pincel, para luego definir con el lápiz el rostro de esta extraña mujer decimonónica con el colorido de Matisse. No sé porque cree esa imagen, tal vez me vino a la mente una obra parecido del s.XX de Picasso, Sorolla o Toulouse Lautrec.

A partir de la mancha sale la figura


 Así es, se trata de un ejercicio para librarte del automatismo gráfico, algo que no siempre sale bien, pero que en gran número de ocasiones sirve para relajarte y fluir con el dibujo sin la pretensión de hacer nada bueno ni memorable, sólo dejar la impronta de tu pensamiento con el dibujo.

Menos es más, mejor o peor


 En los cuadernos de apuntes de Picasso siempre hay muchas cosas, se ven personas, tenderos, vendedores ambulantes, carros y caballos, grupos de niños , floristas...

Hoy en día, por las calles, no hay tanta variedad. Por eso prefiero dibujar rostros y figura humana antes que coches y máquinas. La calle ha perdido mucho desde 1900.

Menos es más


 Se dice que hay pueblos " primitivos " que no cuentan más allá del tres. ¿ Qué sentido tiene que halla más de tres cosas dignas de ser tenidas en cuenta ? Evidentemente, en nuestra sociedad tecnocrática, esto resulta imposible. Hay muchas cosas que contar y sobre las cuales podemos y queremos ejercer nuestro control.

Pero el dibujo no es el mundo real, sino otra dimensión, así que a veces podemos no contar más de tres ; una base de línea y dos colores. No hace falta más,y con una técnica que no te permita rectificar ni corregir. Esa es la espontaneidad, forzada por la reducción de medios. Y esto nos permite concentrarnos en lo que realmente importa.

Figura humana con tres colores


 Con tres colores, los tres colores primarios de la pintura, que con más o menos agua multiplican sus tonalidades de forma espectacular. Dibujé las manchas y después con tinta esbocé un rostro imaginario.

Surgido de la nada


 y a la nada parece querer volver ¿ porqué tiene ese gesto adusto? ¿ tal vez era el que yo tenía mientras lo estaba dibujando ? A saber ...

Apuntes de figura humana


Los rostros que van surgiendo de las profundidades de papel son extrañamente parecidos,un automatismo de dibujante que nos hace repetir los mismos gestos y trazos, y que hacen que se parezcan siempre, aunque los intentemos hacer distinto. No se consigue fácilmente, pero siempre hay que intentarlo.

Al trasluz


 

Cosas que podríamos haber visto


 Cierras los ojos e intentas recordar todo lo que has visto ese día. No sabes muy bien porqué, pero hoy te ha parecido que los días se parecían demasiado entre sí, y que tal vez no es así. Simplemente, que ya no prestas atención a las cosas. Todos los días te parecen el mismo día, todo se repite, pero no es cierto que todo sea igual.

Al principio, recuerdas las calles que atraviesas día tras día, el semáforo que te obliga a detenerte,el árbol seco que aún no ha sido retirado... y luego empiezas a recordar personas, los rostros que coinciden contigo por la calle, en el supermercado, en el autobús, en el tren. No te sorprende que no los puedas recordar con claridad, de hecho es lo que esperabas.
Pero lo que no sabías, porque no entra dentro de tus esquemas lógicos, es que has empezado a imaginar , o a recordar, o a crear caras, que no sabes muy bien de dónde pueden venir. Tal vez porque has querido creer que la monotonía había matado tu capacidad de imaginación. Llevas tanto tiempo repitiéndotelo, que al final te has creído que no eres capaz, que la sorpresa no existe, que todo es un eterno repetirse de lo mismo. Y no es verdad.

La Múa


 Parece como si tuviera mil años por lo menos. Su cara estaba tan arrugada como el tronco de un olivo. En vez de hablar, emitía extraños y coléricos sonidos que nos asustaban de pequeños. Era lo más parecido a una bruja que habíamos visto. Vieja, arrugada, fea, desagradable,no hablaba como las personas, emitía gruñidos, chillaba, se encolerizaba. Era el horror.

Algunos niños le hacían rabiar pasado un dedo por el bigote y con la mano haciendo el gesto de las olas del mar. Entonces la Múa se enfadaba y los insultaba e intentaba asustar mientras aquellos pequeños demonios se iban corriendo carcajeándose. Se dice que su marido era un marinero con bigote que la abandonó. Y desde entonces vivía en una de las casas más humildes del barrio antigua, ella sola,sin nadie.
Cuando llegó la noticia de su muerte, el pueblo se conmocionó. Todos la conocían. Era todo un personaje. Había algunos que no se creían que pudiese morirse nunca. Pero el tiempo no perdona, ya no la vemos con el miedo de antaño. Ahora el miedo es que nosotros también desapareceremos como ella.

Todo puede salir mejor


 Sin duda alguna. Nada es realmente triste y todo puede salir mejor, aunque no tiene porqué ser ahora

Momentos de espera


 El tiempo ese que parece a veces que se nos escapa de las manos es el tiempo de la espera. Esperando un no sé qué, ni cómo, ni cuando, pero allí estamos, sumidos en nuestros propios pensamientos dejando pasar los minutos, los segundos, las horas, los días, e incluso a veces los años, en la espera.

De igual manera se desarrollo este ejercicio. Haces unas manchas de color dando unas formas humanas y esperas a que se sequen, luego con el lápiz e incluso con el pinces intentas definir, definir un carácter, un rostro. Esperas que esas imágenes que surgen del fondo de tu imaginación signifiquen algo para alguien, aunque tu tampoco sabes exactamente qué quieren decir. Pero allí están, y debe haber alguna razón para ello.

Pensar


 No tienes nada que hacer, así que te pones a pensar. No es algo que hagas con frecuencia, ese pensar en las cosas que vives, en el estar aquí y ahora, respirando , sintiendo , oliendo, como el pensar de Descartes,el pensar que es toda la vida consciente. Y pensar te da vértigo, porque ves el abismo del tiempo de tus propios pensamientos, ves como estos giran, nacen y mueren en un vórtice de energía absurdo que no sabes de donde viene ni a dónde va. Y no sabes porqué. Y te pones a pensar. Pero ha sido tu pensamiento el que ha creado todo esto. Tal vez sea mejor oler, sentir, escuchar, sin tener razones para ello. Para saber lo que significa vivir.

Por la mañana


 Puedes empezar por la mancha o por la línea, pero no tienes que pensarlo. La mancha y la línea son como caminos, senderos, que te llevan hacia gente que has visto, que has imaginado,que crees recordar, que son combinaciones de partes de varias personas que dan lugar a personas nuevas. Es sorprendente lo bien que resulta este ejercicio cuando no intentas llevar el control ni cuando ejercitas tu juicio sobre él. No se puede juzgar y trabajar al mismo tiempo, a menos que sepas exactamente lo que tienes qué hacer y cuál va a ser el resultado, en este caso no estás viviendo nada, y lo mejor es dejarlo.

Frankenstein


 Eres feo.Ya te lo dijeron cuando naciste. Feo, no difícil de mirar. No eres del todo humano, pero tampoco un animal. Estás en el medio, porque no te dejan estar en ninguna parte.
Tu deformidad y tu miedo te han alejado de los demás. Aunque lo cierto es que jamás te interesaron demasiado, hasta que te diste cuenta de que el problema no eras tu, son los otros. Nunca se dejaron conocer por ti. Te rehuían. Por eso las calles vacías que mueren en el bosque sólo son recorridas por una sombra. Jamás nadie te acompañó en tus paseos. No pudiste contestar a nadie más que a tí mismo , hasta el punto de casi volverte loco de tanto contestarte y contradecirte en tus conversaciones imaginarias, que en realidad sólo eran soliloquios imaginarios.
Pareces hecho de trozos de otras cosas, mal ensamblados, pero eres totalmente humano. A veces, más que humano. Ellos no lo saben, pero ellos también, por dentro , están tan mal ensamblados como tú. Pero no pueden verlo, ni tampoco quieren , aunque algunos si que lo intuyen. Nadie quiere ser Frankenstein.


No es sólo un disfraz


 No es sólo un disfraz, el disfraz sirve tanto para esconderse como para mostrarse. No siempre estamos en carnaval. No siempre podemos saber tan claramente como somos.

Que no te engañen las flores


 Que no te engañen las flores. Los malvados siempre se rodean de ellas. Las malvadas también. Saben que cuando las mires, creerás que algo de su belleza también les pertenece a ellos. O que, incluso, emana de ellos. Tienes que mirar con más atención, por encima de la corona de flores. Podrás ver esa mueca espantosa grabada en su cara aunque exhiban una sonrisa encantadora. Que no te engañen las flores.

Alguna vez fue así


 

El fin de la ciudad


 

Yo lo he visto


 Yo lo he visto. Era una tarde de esas largas de otoño, suave, con la brisa moviendo suavemente las hojas de los álamos de las calles. La chica del vestido rojo pasaba mirando de reojo al lumpen que intentaba enseñarle no se sabe muy bien qué a su perro. El perro ponía cara de entender lo que el desharrapado le estaba diciendo. La chica tenía miedo,caminaba rápidamente, miraba de reojo, estaba en una encrucijada entre el camino de vuelta a su casa y el sendero donde aquel personaje y su perro señalaban el otro camino que,aún con miedo, no podía dejar de mirar con curiosidad.

No se porqué,me recordó a un conocido cuento infantil.

Hubo una vez


 

Lo que trae la noche


 A la vuelta del mundo oscuro, la luz de la luna ilumina débilmente los matojos y los arenales de los últimos descampados que han escapado, de momento, de la voracidad de las gruas y del precio en euros por metro cuadrado.

El futbolín


 

En estos lugares hay juegos tan peculiares como los billares, o el conocido futbolín. Si, ya sabemos que existen en otros lugares, pero en ellos no es lo mismo. Esa mesa de billar y ese futbolín tienen más de veinte años, la generaciones se han divertido con ellos, con su falta de sofisticación, sus sencillas normas de juego, con todo lo que la generación actual de adolescentes desconoce en su mayor parte. Y siguen allí, aguantando lo indecible, si estos objetos pudiesen hablar nos contarían la historia de ese trozo de mundo olvidado por los que se consideran el ombligo del mundo y el centro del universo.

La Gramola


 Este curioso lugar superviviente de los años 70 aún está en activo en pleno extrarradio. No lo visitarán jamás los turistas. La gente se conoce y se saluda porque todos son del mismo barrio, viven en la misma calle, sus hijos van al mismo colegio. Es la otra cara del sueño turistaní, el tipismo auténtico que no puede ser vendido de ninguna manera.

Baladas desde el mundo oscuro


El mundo de lo sórdido no ha desaparecido del todo, aún quedan en pie algunos antros de marginalidad en el centro del turismo de smartphone y selfie que no quiere que exista lo feo. Que se los lleven a otro sitio, dicen. Mirar a otro lado. Los pobres y los desharrapados, en foto, dan menos miedo y también menos asco.
 

EL comienzo de la jornada


 El comienzo de la jornada, o el final , ¿ Cómo podríamos saberlo ? Para ellos, que vienen de más allá, no hay gran diferencia entre ir y venir.

Las cafeterías y bares del antiguo metro


 Vinieron de dentro de... algunos de esos bares, muchos de ellos desaparecieron bajo la plaga del vending , pero formaban parte del paisanaje del mundo oscuro. Antros regentados por auténticos animales de bar, gente curtidos en madrugones imposibles y rápidos como el rayo a la hora de servir cafés y cortados. Prácticamente en cada estación podías encontrar uno. Ahora, cada vez son más escasos y es insólito encontrar alguno que llegue más de 10 años abierto con la misma gente.

VInieron de dentro de...


 Pero, ¿ de dónde vinieron? ¿ cómo es posible que se hayan instalado en el corazón del capitalismo mainstream? A lo mejor no es que vengan de ningún sitio, ya viven allí y tienen su refugios y sus capillas , sus esquinas donde se reúnen antes de dispersarse por todo el laberíntico trazado de los pasillos del metro en el mundo oscuro.

Y esto tampoco


 

Antes todo era mucho mejor. Nosotros lo controlábamos todo. Habíamos instalado unas cámaras para ver sin ser vistos. Pero llegaron ellos con sus móviles.Pueden grabar lo que está pasando y retransmitirlo al mismo tiempo a cualquier parte del globo. No podemos controlar lo que estan grabando.

No nos queremos meter en esto. Pero vamos a grabarlo. No sabemos si es de verdad o de mentira, porque lo estamos viendo por nuestra pantalla aunque esté delante de nuestras narices. La pantalla nos protege porque es como si no estuviéramos allí aunque lo estemos. Nosotros , antes que haberlo visto, lo hemos grabado. Todo lo que sale por la pantalla es real. Pero no nos importa en absoluto.

Esto no se puede permitir


 Esto no se puede permitir. Alguien podría hacerse con él una foto.Esa foto podría dar la vuelta al mundo, sería la antipostal, proyectaría una imagen de la ciudad que no queremos. Aquí no existe la miseria. Los pobres afean el paisaje. Pero estos pobres son un insulto, parecen salidos de los cuadros de Picasso de la época azul o de los mendigos de Fortuny. Hay que expulsarlos del metro. Hay que expulsarlos del centro de la ciudad. Que se vayan al extrarradio con los otros inmigrantes. Aquí sólo nos interesa el turismo de calidad, ese que viene a gastarse el dinero. No los queremos aquí. Deben ser expulsados.

Picasso en el metro


 Picasso sigue en el metro, no sé si como grafitti, o como recuerdo, o como juez. Después de salir del mundo del lujo, y a pesar de la persecución a la que son sometidos, estos Picassos de la época azul que malviven en nuestro siglo XXI de la misma manera que lo hicieron a comienzos del s.XX, siempre están dispuestos a amargar el espectáculo del consumismo con su miseria.

Las cosas no cambian tanto como podría parecer


Los pasillos del metro siguen siendo refugio de los desharrapados. Es un lugar donde ellos se refugian y pueden continuar implorando una moneda. Pasamos y los miramos a hurtadillas, de reojo. Que no se note mucho. Podríamos ofenderles, y no sabemos quién de ellos está loco, o es un delincuente, o es capaz de decirnos algo que no nos guste escuchar. Pero tal vez no sea todo tan sencillo.
 

La trampa


 Pero tu quieres caer. Tu quieres ser. Y por eso te vas a parar. Esos objetos son seductores. Su precio también lo es. No te puedes negar. La vanidad se cobra su tributo. Y los vendedores son tan agradables... no va a pasar nada por mirar un poco, si pierdo este tren luego vendrá otro. El bazar de las profundidades se ha convertido en todo un referente del mundo subterráneo.

Comprar para no robar


 Es lo que te sugieren. Es mejor estan vendiendo que estar robando. Tirados por el suelo, con la desesperanza y el tedio petrificados en sus rostros, estos se encienden al ver pasar a los posibles compradores o, más frecuentemente, compradoras de los objetos de moda de imitación de las grandes marcas de lujo. En el fondo, no son tan diferentes. A unos les dijeron que esto era El Dorado, otros creen que poder adquirir ese objeto de lujo ( de imitación , por supuesto ) también les situará en el pedestal del prestigio social. Todos se mienten a si mismos para soportar mejor la verdad.

Un bazar por los pasillos del metro


 Desaparecida ya la bohemia, esa gran tienda que es la gran ciudad se expande hasta cubrir el suelo de los pasillos del metro, sin orden ni concierto. No puedes escapar de la seducción de la venta, del 2x1,del artículo de imitación que también imita a otro artículo que también es de imitación o sustitución de lo verdaderamente valioso por lo verdaderamente aparente.Y están los que venden. Se organizaban en turnos, todos se conocían, todos estaban dispuestos a correr ante la presencia de la autoridad.

Existió en algún lugar la bohemia...


 Existió en algun lugar de la imaginación la bohemia.. pero para algunos existió y la hicieron vivir realmente. Personajes estrafalarios surgidos de la base más sórdida, inocente y esperanzada de los bajos fondos que se hicieron un hueco en la noche de la gran ciudad para traer al mundo del oficinista y del operario de fábrica el mundo colorida, ideal, desvergonzado y libre de lo que ellos entendían como las artes.

Pude ver a algunos de ellos. Siempre distintos a todos, siempre al margen de la sociedad desde su mundo de ilusiones y de miseria. Estos personajes ya han desaparecido de la noche, o han mutado. Si crees ver a alguno de ellos , debe ser producto de tu imaginación o de tu nostalgia.

El metro que ya no existe


 Pero donde todo era posible, desde encontrarse a los últimos juerguistas de la noche a las doce del mediodía como a los artistas del burlesque o del cabaret cercano, que ya no existen, han sido sustituidos por tiendas de helados, de baratijas o de ropa mainstream. Todo es igual en todas las partes, aunque a veces te imaginas a un vedette surgida de un cuadro de Toulouse Lautrec delante tuyo.

Adentrarse en el mundo oscuro


 Ya estás dentro del mundo oscuro y de su paisanaje. Esos rostros son los mismos noche tras noche, viven allí, estás en su territorio. Tienes que observarlo. Tienes que vivirlo. Tu sólo estás de paso pero ellos viven allí. Te conocen mejor que a ti mismo.

Cualquiera puede ser enemigo


 No puedes fiarte de las apariencias, porque cualquiera puede ser enemigo. Como tú, puedes ser ese golpe de luz repentino y potente que desdibuja las figuras y los contornos, que transforma los rostros anodinos en muecas extrañas e inquietantes. La imaginación te puede jugar malas pasadas, pero también ese otro podrías ser tu y ni siquiera lo habías sospechado.

Trasiego


 El trasiego de pasajeros que apresuradamente quieren llegar a su destino y escapar no puede evitar que nos fijemos en las opulentas señales de la decadencia en los muros y en los techos , a pesar de los anuncios luminosos alegres y coloristas y de las señales acústicas, que nada pueden hacer para evitar tanta angustia.

Los pasillos casi desiertos


 Los pasillos casi desiertos... de vez en cuando alguna silueta, o una sombra, aparece al lado tuyo, o detrás de ti, probablemente esa persona piense cosas similares respecto de tu presencia a esas altas horas de la noche en los pasadizos laberínticos del metro.

Esperando al último metro, a medianoche


 Es entonces, a esa hora donde ya todo acaba, donde realmente cobra sentido llamar a las profundidades del transporte ferroviario el mundo oscuro. Porque el espectáculo está a punto de comenzar.

Un andén del metro vacío , esperando al último


 Es esa hora última, en la que sólo los noctámbulos empedernidos vagan por los pasillos vacíos. No queda apenas nadie, y entre estos últimos viajeros la desconfianza se adueña del ambiente.

La otra orilla


 La otra orilla del andén. A veces has estado allí. Esperando. Escuchando lo que dicen otros. Ignorando lo que dicen otros para concentrarte en tus propios pensamientos. O solo respirando. Dejando el tiempo pasar hasta que llega el metro.

miércoles, 16 de junio de 2021

No es lo peor de todo


 Después de todo, tampoco es tan malo estar dentro de este carrusel humano sin sentido pero donde parece que todos sepan exactamente donde tienen que ir. Y a veces es así. Pero se que hay gente a la que le da miedo. Que miran a todos los lados. Incluso con pánico. Les da miedo la muchedumbre. No saben qué es lo que puede pasar.

El último


 Alguien tiene que ser el último. Nadie quiere serlo, pero esta vez, y sabes que no ha sido la única vez, te ha tocado a ti.

Ser el último y el único puede parecer muy diferente, pero los extremos se tocan. En ambos casos, no hay nadie más. A veces lo deseas con todas tus fuerzas, pero otras veces , otras veces ...

Desde el interior y desde el exterior


 Arriba y abajo, dentro y fuera, norte y sur, lleno y vació, quieto y en movimiento.

Arriba o abajo, dentro o fuera, norte o sur, lleno o vacío, quieto o en movimiento.

Sigue creyendo que estás escogiendo

Pensaba que nunca podría hacerlo


 

Pensaba que nunca podría hacerlo. Pero he conseguido salir. Pero no hay nada de lo prometido. Me dijeron que todo sería más bello, me dijeron que todo sería bueno, y aseguraron que esa era la verdad. Pero no ha pasado nada de todo esto. Hace demasiado calor, o demasiado frío. Huele mal.Todo es muy ruidoso. Y no se ve la luz del sol. No sé a quién se le ocurrió decir que esto iba a ser mejor.

No sabes dónde te estás metiendo


¿ Porqué te parece normal? No sabes dónde te estás metiendo. Pero alguien tiene que advertirte de los peligros a los que te enfrentas si accedes a su interior. No te fíes de su apariencia. Parece lento y pesado, viejo y sucio, desagradable y estúpido. Lo es, ciertamente, pero eso no le resta un ápice de peligrosidad. Está allí, con sus fauces abiertas, sin que nadie se lo pida. ¿ Eso te parece normal? No sabes dónde te estás metiendo.