lunes, 29 de septiembre de 2014
Lo más triste de la vida es no poder disponer siquiera del tiempo para ver como todo se acaba, en este caso un atardecer en la playa. El mar es como el cielo, te recuerda lo pequeño e insignificante que eres, y que tal vez no te queda ya mucho tiempo para seguir contemplando este espectáculo, y que un día todo se acabará y nada importa.
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