miércoles, 21 de junio de 2017
Bodegon3
En efecto, la pintura y el dibujo exigen de nosotros esa capacidad de concentración y de abstracción. Abstraerse del mundo exterior, o del estereotipo que hemos creado de él, para entrar en otro estado en el cual lo cotidiano y lo trivial adquieren otra dimensión. Y esta es quizás una de las virtudes del dibujo realista. Cuando te concentras en representar fielmente lo que estás viendo, empiezas a ver de otra manera lo que tienes delante, desechas tu primera visión, te vas haciendo consciente de la pobreza de tus percepciones, e incluso de tus ideas respecto del motivo.
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