La primera de las piezas que interpretó Philip Glass fue Mad Rush, escrita originariamente para órgano y según creo recordar para el Dalai Lama. Se trata de una pieza muy simple en su estructura, pero que se va volviendo compleja rítmicamente a lo largo de sus casi quince minutos de duración.Sorprende ver como toda una leyenda como Philip Glass, uno de los padres del minimalismo, estilo musical que ha influido en muchos artistas ( sean o no capaces de reconocerlo), a sus 82 años, con movimientos agarrotados, se atreve a interpretar una pieza con una energía y un vigor insospechados. Y aquí obra el milagro. A pesar de su repetición, la pieza es de una belleza tal y la interpretación es tan personal e irrepetible que se me hizo corta. Todo un lujo poder disfrutar de la música interpretada por su propio compositor.
lunes, 19 de agosto de 2019
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