Estos pueblos, con muy pocos habitantes, se dedican preferentemente a la agricultura, la ganadería y a veces al alquiler de casas para el turismo rural, que es uno de los motores económicos de la zona, y que ha impedido en algunos casos la despoblación total de algunas regiones. La arquitectura no esta bien conservada en algunos de ellos, lo que indica no falta de sensibilidad, sino más bien que se trata de pueblos vivos donde las obras antiguas dejan paso a construcciones más modernas. Eso sí, a la hora de arreglar las casas se intenta seguir una cierta estética de la zona para las casas nuevas, donde no faltan blasones y escudos de familias.
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