En la periferia de las ciudades, en ese límite entre lo asfaltado y el barro, entre la tierra y el cemento, en esa tierra de nadie hasta que lleguen las excavadores y las vigas de hormigón, se sitúan los terrenos. En ellos la clase trabajadora instala pequeños huertos hasta la llegada del suelo urbanizable, los containers, las aceras y los coches. Poco a poco el avance del monstruo urbano va devorando los cada vez más escasos terrenos, oasis de naturaleza donde sobreviven pájaros y pequeños mamíferos en los restos de la antigua vegetación mediterránea de secano : almendros, cerezos, algarrobos y olivos.
martes, 6 de abril de 2021
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