Salobreña es la joya de la corona de la mal llamada Costa Tropical Granadina. Mal llamada tropical, porque ni los chirimoyos, ni los aguacates ni los mangos ni la caña de azúcar justifican esta denominación, ya que el clima es mediterráneo seco y , por años, semiárido, dependiente por completo de las nieves de Sierra Nevada que son las que riegan todos sus cultivos, y porque las sierras que la rodean han sido cruelmente castigadas tanto por las sequías como por los incendios forestales absurdos ( el de Cázulas de los años 80, el de Molvízar en el 2002, el del alcornocal de Sierra Lújar en el 2015 y este último de la Sierra de los Guájares en 2023) no ofrecen en absoluto la visión paradísiaca de los bosques y las selvas tropicales del Caribe.
Salobreña aún conserva el verde de su vega, cada vez más estropeada, sucia y descuidada, con construcciones absurdas, una línea de playa llena de edificaciones y un río Guadalfeo que gracias a la presa de Rules ya no puede seguir aumentado la tierra de su delta, razón por la cual la playa ha perdido más de diez metros, y los seguirá perdiendo sin remedio, y el urbanismo de su zona antigua sigue siendo digno de visita... antes de que desaparezca como la caña de azúcar.
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