viernes, 15 de febrero de 2019
MACBA Jaume Plensa Niñas anamórficas
En fin , que una exposición de escultura, y de una escultura como la de Plensa, no puede visitarse en medio de una gran multitud ruidosa. La gente estorba, obstruye, molesta. Sus obras en espacios públicos ( la de Manuela, que es la de enfrente del Palau de la Música, si mal no recuerdo), detienen el ajetreo del tiempo y nos llevan a la quietud, a la contemplación, ese peligroso ejercicio tan denostado y perseguido por la modernidad tecnologizada y estupidizante de la vida actual, pero las del Macba nos invitan a abandonarlas lo antes posible. Los pocos dibujos que pude hacer son una muestra del apresuramiento ante el agobio de la exposición misma. Habrá que volver, seguro, pero uno de esos días de entre semana sin rebaños con guías publicistas de lo políticamente correcta y sin perpetradores irreverentes de selfies. Y lo mismo consigo verla de verdad, y no su simulacro.
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