En 1973, esta fábrica textil dejó de funcionar. Después, se instalaron allí equipamientos deportivos, salas de ensayo para músicos y la escuela de música ( el rock y el punk eran los estilos favoritos de esa época ) y, también, el taller de Artes Plásticas, en los ventanales superiores representados en la acuarela.
Un taller de artes plásticas es algo muy especial para aquellos que amamos el arte. Es un lugar donde no sólo es posible dar rienda suelta a tus inquietudes artísticas, también es el lugar donde conoces a gente que tiene cosas en común contigo. Allí nos conocimos personas de diferentes edades, de diferentes profesiones, en diferentes lugares vitales y emocionales, todos compartiendo la curiosidad, el amor por el mundo de las artes plásticas. Un sitio donde ya no eramos los raros de nada. Donde todo era posible.
El taller, en la actualidad, está en otro sitio, donde se dan de nuevo estas sinergias creativas entre sus nuevos componentes. Pero creo que, este taller liderado por Juan de Andrés entre los años 80 y 90 del siglo pasado, , no ha sido igualado todavía. Demostrar que la excelencia artística es posible en un pueblo del extrarradio del cual nada parece esperarse no es algo que puede superarse con facilidad.
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