Esos mismos leones egipcios tristes de la Piazza del Popolo son los mismos que, altivos y orgullosos, defienden ese impresionante monumento finisecular de Vittorio Emmanuelle, al lado de la Columna Trajana, y desde su atalaya nos miran con su orgullo de piedra mientras aguantan como las gaviotas procedentes del mar o los vertederos, inmisericordamente defecan en sus pétreas melenas.
jueves, 24 de diciembre de 2015
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