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martes, 3 de marzo de 2020


    La informática gráfica permite, en la actualidad y mediante el uso de programas especializados, la creación de imágenes muy hiperrealistas. Pero aquí no se trata de engañar al espectador, que ya sabe que se trata de una ilusión. Tampoco me seduce especialmente la falta de contacto con los sentidos que el hiperrealismo parece empeñarse en suplir mediante imágenes más reales que la realidad misma.. como en toda esa oleada de experiencias inmersivas que se están avecinando.Exposiciones de Van Gogh sin obras de Van Gogh, pero si con montajes multimedia con sonidos, materiales que recuerdan a los de las obras del pintor... es como si se tratase de imitar el concepto de Gesamkunstwerk, la obra de arte total de los románticos y de Wagner, con los medios reproductivos digitales que están en boga. Sólo falta un holograma de Van Gogh leyendo sus cartas a Theo a los asistentes. Pero no se trata de eso.Parece como si fuese una sustitución de la experiencia sensible de lo material y de lo físico pasado por el filtro exclusivo del montaje digital. Lo mismo se podría decir de la pintura de Van Gogh, Monet, Klimt y dentro de poco Dalí, pero sigue sin resolverse algo.Que nos parezca que entremos dentro del cuadro, como si estuviésemos en un videojuego, está muy lejos de la estética de la pintura y del propio Van Gogh. La pintura evoca la relación directa con el mundo físico. Estos montajes pretenden que entremos dentro de la obra de estos artistas sin ver esta obra y sin poder acceder a las fuentes primarias de sus pinturas ( en el caso de Van Gogh y Monet, paisajes), creando otra obra. Mejor sería que creasen sus propias obras y sus propios mundos sin tener que recurrir a la muletilla de los grandes pintores del movimiento moderno,

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