RASEN , ARTE CONSTRUCTIVO Rafael áureo, collage sobre papel metalizado esgrafiado, 12x12cm. 1998

Prácticamente cualquier estudiante del arte ha oído hablar de la Sección Áurea. También se dice en los libros que se utilizaba prácticamente para cualquier cosa en el arte figurativo, en la arquitectura, en la pintura , en la escultura, en la música, que se trata de algo normal, una demostración del ideal en lo terreno. Si existe el mundo de la ideas de la caverna de Platón, la Sección Áurea es la materialización de ese orden divino. Y quién más divino que Rafael para encarnar este ideal de perfección en las artes plásticas, Rafael y sus Madonnas.

Las hemos visto cientos de veces, algunas veces incluso en directo. Creemos saberlo todo de ellas y que ya no tienen nada que aportar. Nada más lejos de la realidad. Basta comparar una madonna de Rafael con la de cualquier otro. No se puede añadir nada, no se puede quitar nada, no son demasiado dulces, no son demasiado terrenales, no son demasiado populares. El arte de Rafael está en el centro de todo, y esto es algo muy difícil de conseguir. Ante sus obras , no puedes dejar de mirar y de maravillarte, parece siempre lo mismo y te das cuenta de que no es así en absoluto. 

En aquella época la realidad de la imagen por medios informáticos estaba en sus inicios, no podíamos aún pensar en el tremendo desarrollo que la tecnología iba a producir en la creación y transmisión de imágenes, y en la reducción consiguiente del contacto con la obra, con lo material. Ahora todo es luz. Una de las ideas que me atraía, y que me sigue atrayendo , era la posibilidad de que las obras no pudiesen ser reproducidas fielmente por ningún medio informático. Que nunca pudieses ver la obra fielmente por una pantalla, que la obra mutase por la incapacidad de los medios de reproducirla. Como en una escultura o en la arquitectura. Realmente, la tecnología ha ampliado el mundo en muchos sentidos, pero ha reducido y empobrecido nuestra percepción sensible de la realidad. Creo, como Olafur Elliason, que los sentidos tienen más que ofrecernos.