Ahora tienes que medir no sólo tus palabras, también tus gestos, la ropa con la que te vistes, el perfume que te pones, parecía que los exámenes se habían quedado en la época escolar, eso fue lo que algunas ilusas prometían, pero ha resultado ser mucho peor ahora, porque todas te miran, todas te juzgan, todas te miden, y sabes que, hagas lo que hagas, siempre va a ser demasiado poco, o demasiado mucho, o nada de nada.
Por eso cuando vio aquella foto suya de niña, aquel gesto tan inusual, le pareció auténtico porque ella, cuando se mira todas las mañanas al espejo, sólo ve la máscara que se ha construido para poder transitar por el mundo de las apariencias. Y sabe que, poco a poco, se está apoderando de ella.
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