El renacimiento y el romanticismo de Greuze, nunca se podría estar tan lejos en tan sólo 300 años, más o menos.
Porque la vida era tan dura que sólo la armonía sobrenatural de la belleza de una madonna podía recordarnos que el bien, la belleza y la verdad deben existir.
En el romanticismo de Greuze lo saben, pero no se puede negar el dolor por la existencia, y el rostro es el espejo del alma, porque la verdad y la belleza se manifiestan en el aspecto exterior.
Las apariencias sólo engañan al aquellos que no saben como interpretarlas.
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